María se mudó a un piso con sus sobrinos pero la desorganización, la actividad excesiva y la dificultad para concentrarse en las tareas de la casa fueron las señales que le advirtieron de que necesitaba pedir ayuda psicológica.
Tenía TDAH sin diagnosticar
Me gustaría contar mi historia por si puede servir de ayuda a alguien que esté pasando por mi situación. A los 46 años he descubierto que sufro de TDAH, sé que es tarde y que hay cosas en mi vida que podrían haber sido diferentes de haber sido diagnosticada hace tiempo, pero por lo menos ahora he encontrado el porqué de muchas situaciones vividas
Cuando era pequeña vivía a las afueras de Santiago de Compostela en una casa grande con un gran jardín lleno de vegetación y recuerdo que me pasaba las tardes sin parar quieta e iba de un lado a otro corriendo y saltando. Desde que tengo uso de razón siempre me han dicho que tenía hiperactividad.
Hace un tiempo que trabajo en una farmacia y estoy muy contenta. Cuando tuve una cantidad de dinero ahorrado, me mudé de casa de mis padres a un piso pequeño cerca del centro de Santiago. Ahí viví durante 8 años sola y creo que me las ingenié muy bien porque no tenía grandes responsabilidades. Considero que los últimos años he tenido una vida estable, aunque no en el terreno del amor, ya que mis relaciones han sido algo inestables y nunca han durado más de 3 años.
Hace 1 año vinieron mis 3 sobrinos de Lugo a estudiar a la ciudad y quise mudarme con ellos para abaratar costes, controlarlos y pasar más tiempo con ellos. Y, aunque la idea era buena, en la práctica las cosas se torcieron, en parte por mí. Me di cuenta de que ser trabajadora, ama de casa y tía era una tarea más dura de lo que creía.
Un día fui a hacer la compra del supermercado y antes de salir de casa, apunté todo lo que necesitábamos para la semana siguiente. Les pregunté a mis sobrinos que querían comer esos días y pensé en algunas elaboraciones más. El hecho es que al llegar a la tienda, me olvidé de la lista y empecé a comprar cosas que no tenían sentido, quise terminar rápido y compré ingredientes que ni necesitaba.
Otra vez estaba en la cocina a punto de hacer la comida del día siguiente y cuando acabé, me fijé que no había utilizado la mitad de los ingredientes, así que tuve que repetir la receta porque no la había hecho bien. Lo cierto es que cuando cocino, muchas veces me pongo la televisión o miro el móvil porque no tengo paciencia.
Llegué a dejarme la olla encendida con arroz durante toda la noche. El día que pasó, mi sobrina Lucía se despertó porque la olla hizo un ruido y fue a mi habitación. Ese día entendí que algo me estaba pasando, me sentía muy triste y no podía seguir así.
Tras ese episodio, entré en depresión y fue el momento en el que decidí ponerme en contacto con Menttum. A partir de ahí, decidí hacer la primera consulta gratuita, no perdía nada. Después de la sesión, entendí el valor de la ayuda psicológica y fui consciente de lo bien que me hacía.
Ahora llevo varios meses realizando terapia de manera online con una psicóloga de Menttum. Mi depresión ha ido disminuyendo, me encuentro mejor y por fin sé que no estoy loca, que lo que tengo tiene un nombre: trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH)».
Entendiendo el TDAH en adultos
¿Sabías que el TDAH afecta a un 5 % de los niños y es el trastorno psiquiátrico no diagnosticado más común en los adultos? Aunque se inicia en la infancia, se presenta a lo largo de toda la vida y, en ocasiones, no se diagnostica hasta la etapa adulta, como es el caso de María.
El TDAH es un trastorno crónico, lo que quiere decir que no se cura, pero se puede aprender a gestionarlo con la terapia psicológica y los medicamentos adecuados. Algunos de los síntomas más habituales son el déficit de atención, la impulsividad y la hiperactividad.
Si te has visto reflejado o reflejada con el testimonio, nunca es tarde para pedir ayuda psicológica. Ponte en contacto con un profesional, podrá ayudarte a tratar tu caso para que disfrutes de una vida plena. Reserva tu primera cita online