Caso Real : La impulsividad casi acaba con mi relación

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Jaime trabaja como odontólogo en una clínica dental en Lugo y hace 6 años inició una relación con Valeria, una historia que no ha sido fácil debido a sus problemas de impulsividad emocional.

Testimonio sobre Impulsividad emocional 

«Me llamo Jaime, tengo 31 años y soy de Lugo. Soy el tercero de 4 hermanos y crecí en una familia muy unida donde nunca faltaron las risas en casa. Se puede decir que tuve una infancia feliz. Sin embargo, ahora mismo no estoy pasando por una buena racha. 

Hace 6 años que estoy saliendo con Valeria, el amor de mi vida. Nos conocimos trabajando juntos en una clínica dental y desde que la vi, supe que me quería casar con ella. Desde el primer día se notaba esa conexión especial, sin embargo, con el tiempo las discusiones de pareja han ido aumentando.  

Según Valeria me enfado a la mínima, aunque yo no soy consciente. Dice que soy muy impulsivo y que no cuido mi manera de hablar, lo cual creo que es totalmente cierto, pero no lo puedo controlar. 

Estamos prometidos desde hace medio año y nos encontramos inmersos en los planes de boda, un tema que ya de por sí trae de cabeza a muchos novios. Bien, pues cada cosa de la que hablamos, que tiene relación con ese día, nos lleva a una discusión. 

El otro día estábamos en un restaurante comiendo tranquilamente cuando empezamos a hablar de la lista de invitados. Le dije que yo estaría más cómodo con una celebración íntima, junto a nuestra familia más cercana y amigos de toda la vida. Pero ella me insistió en que no podía dejar de invitar a sus tíos, primos y amigos de la universidad.  

Le dije que no tenía sentido que viniera tanta gente porque hacía mucho que no hablaba con ellos, pero ella se empeñaba y parecía que no quería ceder. Así que comenzamos a discutir en el local, cada vez hablando más fuerte. Yo ya no podía comer, ya no le escuchaba, solo quería irme y olvidar la conversación. Y llegó un momento en el que no pude más y me marché 

Cuando llegué a casa al poco vino ella y lo resolvimos. Al final cedimos los dos e intentamos que algunos aspectos de la boda los eligiese ella y otros yo. Siento que cuando me relajo puedo llegar a pensar bien, pero estoy en medio de un enfado, se me nubla todo.  

Otro momento de impulsividad que me cuesta reconocer y me avergüenzo es el día que le insulté. Nunca lo he hecho ni quiero volver a hacerlo. Me parece que cuando en una relación empiezas a faltarle el respeto a la otra persona, ahí ya no queda nada de amor. 

 

 

El verano pasado nos fuimos a Menorca a pasar una semana de desconexión en la playa. Lo que parecían unos días idílicos empezaron mal desde el primer día. Cuando llegamos al hotel, deshicimos las maletas, nos pusimos los bañadores y nos fuimos a pasar el día a una calita muy bonita cerca de nuestro alojamiento.  

Al llegar ahí estuvimos muy a gusto tomando el sol y bañándonos en aguas turquesas. Valeria se llevó mi iPad porque quería leer un libro y, aunque le dije que en este tipo de dispositivos no se lee, me dijo que se había olvidado su libro electrónico y que así podía mirar revistas online. Acepté y le dejé, un día es un día, me dije.  

Cuando volvimos al hotel, nos duchamos y quise responder algunos correos del trabajo, ya que como teníamos un compañero nuevo en la clínica, sabía que tenía que dedicar un poco de tiempo a responder algunos mensajes. Pero cuál fue mi sorpresa que al mirar en el bolso de la playa no encontré mi iPad. Empecé a chillar por todas partes tratando de entender por qué no estaba ahí.  

Valeria empezó a llorar porque no tenía ni idea de donde estaba. Ella recordaba haberlo dejado en su bolsa de la playa, pero seguramente alguien lo debió coger cuando nos fuimos a bañar. Lo sabía, tenía el presentimiento de que algo iba a pasar, ese iPad me costó casi 900 € como para llevarlo a la playa y perderlo. No pude más con mi enfado y mi impulsividad y empecé a insultarle y me marché de la habitación. 

Cuando me fui, Valeria empezó a llamarme, pero decidí ignorarla. Quería que supiera que estaba mal y que se sintiera culpable. Así que lo cogí una vez, esperé que hablara y le colgué, estaba furioso, lleno de rabia.  

Me sabe mal porque esta no es la vida que le quiero dar a Valeria, no se lo merece. Ni yo tampoco, por eso decidí ir a consulta. Siempre he sabido que necesito controlar mis enfados. Por eso, decidí ponerme en manos de los psicólogos online de Menttum,y  solicitar mi primera cita gratis  así no tendría excusas para tratar mis problemas, ya que podía hacerlo desde casa sin tener que desplazarme.  

Estoy muy agradecido a una de sus psicólogas que me ayudó a través de la terapia online. Hice tres sesiones mensuales durante un tiempo con un psicólogo especializado en impulsividad en adultos y puedo decir que mi relación ahora es mucho más fuerte, tengo herramientas para controlar mis nervios y me irrito con mucha menos frecuencia.  

Quedan apenas dos meses para casarnos y creo que la boda no hubiera podido seguir adelante sin el apoyo psicológico». 

Impulsividad y TDAH 

La impulsividad emocional es uno de los síntomas más comunes entre las personas con TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad). En muchos casos, se empiezan a observar señales desde la infancia, pero no se llega a diagnosticar el problema hasta la etapa adulta, como el caso de Jaime.  

El TDAH es una de las enfermedades mentales que más nos afectan. Por eso, es importante que, si sientes que te cuesta concentrarte, establecer prioridades o actúas antes de pensar, busques ayuda psicológica, como la de nuestros psicólogos online.  

Te aconsejamos hacer nuestro test de pareja gratis si estás pasando por un mal momento con tu novio o novia y te enviaremos el resultado de manera personalizada a tu correo. O si lo deseas, también puedes comenzar una terapia de pareja online.